UNA CARTA
Te quiero dijiste aquella vez, no quería creerte, me negaba
a aceptar que fuera verdad, tenía tanto miedo...
No quería sufrir de nuevo, sabía que mi corazón no iba a
resistirlo, si te aceptaba, si aceptaba tus palabras te estaría dando el poder
de romper mi corazón.
Había decidido no enamorarme de nuevo, ese sentimiento
llamado amor que todos buscan hasta por debajo de las piedras había hecho trizas
mi vida una y otra vez, no quería, no iba a permitir que pasara de nuevo, aunque
debo aceptar que algunas veces me sentía vacía.
Lo intentaste una otra vez, esperaba que te rindieras en
algún momento y dijeras ya no más, y habría sido lo mejor, pero tus palabras,
tus detalles, tu sonrisa, fueron poco a poco ganándose cada fibra de mi ser,
quise negarme con todas mis fuerzas, pero mi cerebro perdió la batalla.
De pronto me vi envuelta en un torbellino de emociones que
había olvidado, que no quería recordar, pero por más que trataba de esconderme,
me perseguías, me encontrabas.
En un momento y sin pensarlo mis emociones se dejaron
llevar, sin querer, ya te amaba, aunque el miedo domino en mí, trate de
ocultarlo sin poder lograrlo, te necesitaba, quería estar junto a ti,
abrazarte, besarte y nunca dejarte ir...
Ya no era la misma, comencé a pensar que existía por ti,
respiraba por ti, eras mi razón de ser, de sentir y sin darme cuenta me perdí
dentro de ese enorme amor por ti.
Estaba ciega, me deje engañar por tus palabras, por ese amor
engañosos, por tus mentiras, me volví tu juguete, una marioneta con la que
jugabas a placer.
Llego la hora del adiós, tomaste mi corazón y lo hiciste
trizas mientras te reías de mí con alguien más, y yo como juguete no lo vi
venir, finalmente era tu burla.
No sé si fue a propósito, si lo hiciste con intención, o tal
vez no sabías como decir las cosas y te dejaste descubrir, hubiera preferido
que siguieras con la mentira. Mi peor miedo se volvió realidad, este dolor enorme
no me deja respirar, YA NO QUIERO RESPIRAR, la felicidad de los demás me daña,
me hiere, me mata, quiero matar este dolor profundo, que hiere mi orgullo que
me volvió lo que soy.
Lentamente la sangre que corría por mis venas ahora recorre
mi piel, el agua caliente la hace fluir más rápido, mis ojos se cierran, mi
piel palidece, el color negro de mis ojos se vuelve vidrioso, el dolor se va.
Me siento libre, sin peso, las emociones ya no existen,
siento que puedo volar veo todo a mi al derredor, mi familia, mis amigos, TÚ
veo su dolor pero ya no es mío, no me pertenece igual que la vida que deje ir,
igual que la mentira de tu amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario